'How am I to get in?' Asked Alice
Le conectaron a la máquina cinco años antes de que se diese cuenta de ello; unos segundos antes de morir.
Sus brazos permanecieron atados en todo momento a esa cama metálica. Poco a poco, con el paso de los días, se le fueron acabando las fuerzas. Dejó de gritar, de blasfemar y de escupir.
Le inyectaban ese líquido amarillo cada dos horas, con la ayuda de tres agujas finísimas, cercanas a la invisibilidad, imposibles de apreciar por el ojo humano.
Después de las tres primeras de adaptación, en las que le llegaron a inyectar hasta setecientos tipos de sedantes para calmar su dolor y su ansiedad, comenzó a aceptar todo lo que en el futuro le sucediese.
Lo más increible del mundo, por C. Indico.
¿Sabes en lo que pienso cuando me como una hamburguesa?