En el aeropuerto los policías están atentos a cualquier movimiento, portan todos ametralladoras negras amenazantes.
- Apuntad bien, levantad las ametralladoras y terminar con ellos –grita la señora-, o dispararme a mí, despacio, que no duela y terminar con todo.
- Señora deje de alborotar y ponga todo su equipaje de mano a facturar. ¿Qué va a meter en la bolsa transparente? –le dice la señorita vestida de azul.
- Los pasaportes y el paracetamol para la niña.
Un señor con bigotudo con cara de Nietzsche dice:
- Yo el miedo, un arma de doble filo. Deme dos.
Pongo la tele. Se han efectuado más de veinte detenciones. Estoy disfrutando de mis vacaciones, lejos de allí, a más de dos hora en avión, pero en avión. Volveré en avión. Sus caras están en todas las cadenas. Veo sus cráneos rapados y su barga larga, barba azul, y me vienen a la cabeza los inquilinos del barrio donde pasé mi primer año en Londes, con sus locutorios malolientes y sus tiendas de fruta y tupperware. La familia de tenderos, padres con túnica y madres en la caja registradora guardando y guardándose con pañuelo, dos hijos con pantalón de camuflaje militar y torso trabajado cargando cajones de víveres, cabeza rapada y barba obligada desde los orígenes de su pubertad. Se ganan la vida en paz. En el telediario han mostrado las fotos de los terroristas detenidos. El rostro era similar. No me quedo asombrado con la operación admirable de Scotland Yard, lo que me intriga es lo que puede haber en esas cabezas terroristas para que no quieran ganarse la vida, para que se olviden de la vida, para que quieren perder la vida en guerra. El imperdonable uso de la religión va en su contra, va en nuestra contra.
-Conclusión personal: cualquier religión va en definitiva, en contra del hombre. Sumo y sigo: el hombre, lejos de decidir qué sonrisa es mejor para un lunes, va en contra del hombre.
Entre presión y temperatura, me diluyo en la paranoia terrorista mediática y miro con pavor todo musulmán (o semejante) que se sube al autobús, mientras me repito a mi mismo que no puedo juzgar la ignorancia desde la ignorancia.
-Reflexión personal: Si yo fuera terrorista y quisiera volarme en pedazos, no tendría más que irme al lobby de un aeropuerto, con esta nueva crisis hay tantos esperando que me bastarían para hacer una carnicería. Pero no, éstos tienen que subirse al avión, o al metro, o al bus... Mierda.
No me muevo del sitio. Desesperado miro al tipo de reojo, miro a la gente de la calle, desesperada. Un gorrito blanco de lana, una gabardina negra, una cabeza rapada, una maleta de cuero, una barba peluda, un reloj estresado, una chilaba, unos zapatos italianos, una bomber sucia...
-Excreción personal: He aquí dos realidades -dos relatividades- dignas de Escher. Jamás se verán. Jamás se entenderán. Y yo no entiendo nada ya.
- Conclusion rapida: no menciones mas lo de irme al lobby de un aeropuerto... no des ideas a nadie. Es broma. O no lo es.
- Conclusion final: las posobilidades de morir en un avion, tren, bus... por un ataque terrorista son irrisorias. Las posibilidades de sufrir algun contratiempo, molestia, miedo, panico... son infinitas. El danio esta echo. Ellos lo han conseguido.