Conversación telefónica con un amigo de la infancia:
- Y cómo va todo – me preguntó.
- Va bien – le dije yo- ¿Y tú, qué tal?
- Yo también bien, todo bien; mi chica bien. Estamos ahora decorando la casa y todo eso, ya sabes muchos gastos, y si quieres tenerlo todo un poco bien pues ya sabes… Pero todo bien.
- ¿Y el trabajo? Yo sigo en lo mismo, un poco harto, pero no hago nada por cambiar, no sé, no cambio, por desidia, creo.
- El trabajo bien, es duro, pero bien. Y tenemos salud, que de eso es de lo que se trata. No sé, y lo demás bien.
- Pues nada, yo también bien, me alegro de que estés bien.
Finalmente nos despedimos.
- Pues nada, ya nos veremos si vienes por aquí.
- Sí, ya nos veremos.
Y nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, y los hijos de los hijos de nuestros hijos... Todo por esos hijos, de puta.