el irracional
'How am I to get in?' Asked Alice
Hoy caminaba por la calle y me repetía a mí mismo inconscientemente: “desestremista global”. Sonaba con algas como peluca, hijolagranputa, que se deslizaba sobre mí como banda sonora ocasional.
Me preguntaría mi amigo de la infancia: ¿y tocabas fondo porque Alizee no estaba allí para bailar de negro o intento? Y yo le respondería: no te hagas el interesante cuando lances tiros libres por la falta personal.
-¿Y tú? ¿Te has leído Viaje al Fin de la Noche?
-Por qué me lo preguntas con mayúsculas intercaladas ¿Eres bobo?
Recuerdo que en varias peleas de críos yo siempre terminaba tirado en el suelo, derrotado, con algún viejo metiendo cizaña al lado y burlándose de mí. Ahora estarán muertos, por eso ya no me preocupa haber padecido de debilidad absoluta.
Sin darme cuenta llego al escenario del crimen emocional, el caldero de las cien marcas posibles sin olimpiadas ni piscinas cubiertas; porque escaleras arriba puedo cambiarla por la prolongación de su sombra en sustitución y magia negra en constante movimiento magnético: desde África al centro de Europa y salto al Londres sin pisar el mar.
El desestremista global se vuelve a repetir en mí, vuelve a sonar. No recuerdo la melodía de esa maldita canción, ni si los dos hombres llevaban camisa roja o iban desnudos, o si portaban guitarras o ametralladoras, pero recuerdo que ella bailaba así: como en la foto… Casi me ha pillado un coche esta vez.
He pasado el día exterminando teorías y decorando malos pensamientos, y han quedado niquelados por todos sus lados. Impenetrables.
Estoy tomando notas: ahora acabo el día sentado en el autobús con un viejo maloliente al lado, que viste con un abrigo roído por el paso del tiempo y rescatado del museo entierro, se me ocurre también disecado en alcanfor. ¡Pero qué veo! El viejo saca un teléfono móvil de última generación. Y llama. El estúpido (huérfano de conocimiento en la sombra) soy yo.
Continuación del viaje (más despierto ahora) junto a una vecina ocasional: es una chica rubia, y su cara es familiar en mi retina o algo así, que me habla, y no suelta prenda pero suena:
-¿Te has tratado de tirar en marcha alguna vez?
-¿A qué viene esta pregunta? ¿Hablas conmigo hija de perra? Pues mírame a la cara, no disimules más.
Recojo mis cartones para una mudanza de insular a peninsular, que coincide con mil minimudanzas en esta ciudad y millones de muertes en todo el mundo.
Dos tios peligrosos. Pasan de largo.
Me preguntaría mi amigo de la infancia: ¿y tocabas fondo porque Alizee no estaba allí para bailar de negro o intento? Y yo le respondería: no te hagas el interesante cuando lances tiros libres por la falta personal.
-¿Y tú? ¿Te has leído Viaje al Fin de la Noche?
-Por qué me lo preguntas con mayúsculas intercaladas ¿Eres bobo?
Recuerdo que en varias peleas de críos yo siempre terminaba tirado en el suelo, derrotado, con algún viejo metiendo cizaña al lado y burlándose de mí. Ahora estarán muertos, por eso ya no me preocupa haber padecido de debilidad absoluta.
Sin darme cuenta llego al escenario del crimen emocional, el caldero de las cien marcas posibles sin olimpiadas ni piscinas cubiertas; porque escaleras arriba puedo cambiarla por la prolongación de su sombra en sustitución y magia negra en constante movimiento magnético: desde África al centro de Europa y salto al Londres sin pisar el mar.
El desestremista global se vuelve a repetir en mí, vuelve a sonar. No recuerdo la melodía de esa maldita canción, ni si los dos hombres llevaban camisa roja o iban desnudos, o si portaban guitarras o ametralladoras, pero recuerdo que ella bailaba así: como en la foto… Casi me ha pillado un coche esta vez.
He pasado el día exterminando teorías y decorando malos pensamientos, y han quedado niquelados por todos sus lados. Impenetrables.
Estoy tomando notas: ahora acabo el día sentado en el autobús con un viejo maloliente al lado, que viste con un abrigo roído por el paso del tiempo y rescatado del museo entierro, se me ocurre también disecado en alcanfor. ¡Pero qué veo! El viejo saca un teléfono móvil de última generación. Y llama. El estúpido (huérfano de conocimiento en la sombra) soy yo.
Continuación del viaje (más despierto ahora) junto a una vecina ocasional: es una chica rubia, y su cara es familiar en mi retina o algo así, que me habla, y no suelta prenda pero suena:
-¿Te has tratado de tirar en marcha alguna vez?
-¿A qué viene esta pregunta? ¿Hablas conmigo hija de perra? Pues mírame a la cara, no disimules más.
Recojo mis cartones para una mudanza de insular a peninsular, que coincide con mil minimudanzas en esta ciudad y millones de muertes en todo el mundo.
Dos tios peligrosos. Pasan de largo.
4 comentarios a “Alizee, no hablo de tí”
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M da problemas para djar comentario, k asco de sistema.
Amigo Alberto te revuelves tanto en tu propia mierda que te la estas empezando a tragar.
Me has enseñado poco, pero he visto luces y sombras, últimamente solo veo sombras y piruetas extrañas autocompasivas.
Solo me pregunto: ¿Estas poniendo distancia o tu actitud es producto de tu estado depresivo-febril?
A veces pienso k eres un puto virus andante, pero vaya a mi no me vas a contagiar ni el virus ni la oscuridad...
Perdona por el sistema y por su asco, a veces falla, como las escopetas de feria, pero no me digas que no tenían su encanto, yo una vez gané un llavero.
Querida Julia, nunca confundas la literatura con la vida real, eso se le permite únicamente a Don Quijote.
No entiendo lo de la distancia, pero hoy ya no he tenido fiebre, me duele un poco el hígado de tanto medicamento, pero gracias por lo de depresivo, hace mucho tiempo que no encajo en ese estado de ánimo y me empezaba a preocupar, pero si doy esa imagen... me vale. Depresivo suena muy poético y de eso carezco.
No te preguntes las cosas, aciértatelas, es más fiable, con la tecnología de hoy en día. Se anuncia por la tele. Pero si después de todo sigues con las dudas pregunta que es gratis y respuesta al portador.
Siento haberte molestado, lo siento, pero es que no sé por qué. Me disculpo sin pensar.
Lo recuerdo perfectamente, siempre te tumbaba, jejé. Por cierto que sepas que hay de nuevo entierro, otro menos de los del corro, jajá. Ya he visto la actuación de la Alizee (los tíos no llevan armas, portan camisas rojas y guitarras negras, se hacen una performace de puta madre para no tocar ni una cuerda y no dejar de mirarla el culo) ya sé que odias el sexo digital, pero... y te reías de mí... también he visto France Gall et Serge Gainsbourg (que tío más raro y que tía mas cachonda) este video te daría para mucho más. Definitivamente hay que intentar que las niñas vengan de parís, jojó.
Lenin, que sepas que ese tío tan raro se tiraba a todas las lolitas francesas en los '60, que lo sé de buena tinta.